Por Víctor Descomps
Hola, soy el Valle de Guadalupe y hoy tengo algo importante qué decirles.
Un debate ciertamente justificado, mismo que se ha inflamado con la actual fuerza y consecuente impacto de las redes sociales, me mantiene en el suspenso de avanzar hacia un crecimiento inmobiliario de grandes proporciones (aún más grande que el que actualmente ya experimento) o concentrar mis esfuerzos en aprovechar mejor mi vocación agrícola genuina.
Muchas de las personas que actualmente viven aquí no son originarias de estas tierras, pero han logrado hacer de mí un sitio que lo mismo recibe con calidez a quienes desean explorar los sabores del vino que se produce con las uvas cosechadas en mis campos, que también un espacio para quienes hallan placer y disfrute en practicar un turismo temático o gozar de espectáculos artísticos de talla internacional ambientados en mis paisajes.
A estos últimos, no los culpo, soy un valle muy hermoso, modestia aparte.
Mis vinos son de sabor y calidad inigualable, y no lo digo yo, que para estos momentos espero no pasar ante ustedes como un valle petulante, sino que lo afirman expertos enólogos y lo avalan decenas de organizaciones alrededor del mundo.
¡Y si no me crees, te invito a visitarme y a probarlos!.
Para quienes aprovechan el campo en el noble rubro agrícola, también soy un sitio generoso.
Lamentablemente muchas hectáreas de cultivo de la vid se han perdido.
Por favor, sean más responsables conmigo.
Doy empleo a casi cinco mil personas de manera directa y de manera indirecta a más de diez mil.
Hace poco más de treinta años, sólo una decena de casas vinícolas se habían establecido aquí; hoy la cifra rebasa los 200 productores de uva.
Gracias a mí, aumentó en el país el consumo per cápita de vino.
¿Apoco no soy un estuche de monerías?. Eso sí, no me culpen de sus abusos, pues yo, siempre he recomendado disfrutar con moderación.
¿Sabían que el 75 por ciento del vino que se produce en el país tiene su origen aquí?, ¿Sabían que soy la región vinícola más importante de todo México?, ¿Sabían que la derrama económica que se genera por los turistas que recibo en torno al vino representa muchísimos millones de pesos (tantos que ya ni quienes acumulan las cifras oficiales me quieren informar)?, ¿No lo sabías?; pues eso y más, eso soy.
Actualmente estoy colmado de hoteles, centros recreativos, hermosas mansiones privadas, antros, bares y restaurantes.
He sido amable con todos, así que les pido lo sean conmigo.
Hoy quiero ser utilizado de manera responsable, quiero seguir recibiendo a todos; por supuesto que estoy dispuesto a hacerlo, pero para ello necesito seguir siendo cultivado, seguir produciendo las uvas que son mi razón de ser y mi identidad, y dicho sea de paso, fueron ellas la causa de que ustedes todos llegaran a mí.
En pocos años, he perdido más de mil hectáreas dedicadas a la conservación y producción vinícola.
Ayúdenme, pues quiero continuar siendo agrícola para poder ser un valle turístico, no lo olviden por favor.
Es natural que la gente que ahora vive aquí aspire a nuevas condiciones de vida y amenidades diversas; pero con inteligencia, con mesura, con marcos legales claros y con mucha voluntad y sensatez, todo eso puede convivir y realizarse en mis tierras. No quiero que falte agua, ni que mis uvas no cuenten –insisto- con tierras para ser cultivadas.
Puedo y quiero seguir dando a todos mis dones.
Atentamente: el nunca bien ponderado Valle de Guadalupe.
P.D. Me gustaría mucho convertirme en nuevo Patrimonio Cultural de México. ¡Ahí les encargo!.
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