TIJUANA.- Yolanda Lázaro, lideresa comunitaria de Lomas Taurinas y testigo clave en el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, falleció este jueves a los 79 años en Tijuana. Su nombre quedó indeleblemente ligado a uno de los capítulos más oscuros de la historia política de México, ocurrido el 23 de marzo de 1994.
Lázaro no solo fue una figura cercana al trágico evento, sino también una voz destacada en la lucha social de su comunidad.
Desde los años 90, trabajó incansablemente para mejorar las condiciones de vida en Lomas Taurinas, un asentamiento marginado que se convirtió en el epicentro del magnicidio que estremeció al país.
Aquel día, Yolanda acompañó a Colosio durante el mitin que marcaría su destino. En varias entrevistas recordó con emoción las palabras que el candidato dirigió al pueblo: “México tiene hambre y sed de justicia”. Según relató, esas palabras resonaban con las necesidades urgentes de los habitantes de su comunidad.
“Ella representaba la voz del pueblo en un momento crítico. Su trabajo en Lomas Taurinas fue un ejemplo de resistencia y lucha por la dignidad,” declaró Jaime Martínez Veloz, ex diputado federal, al expresar sus condolencias.
El caso Colosio, que resultó en la detención de Mario Aburto como autor material, ha sido motivo de controversia durante décadas.
Yolanda Lázaro se mantuvo como un símbolo de los enigmas y las injusticias alrededor del magnicidio, un evento que marcó a México.
Familiares confirmaron que Lázaro enfrentaba problemas de salud desde hacía años.
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