TIJUANA.- La cooperación bilateral en materia de seguridad entre los gobiernos de México y Estados Unidos ha permitido realizar avances significativos en la lucha contra el tráfico de fentanilo y el desmantelamiento del Cártel de Sinaloa, aseguró el embajador Ken Salazar.

Durante su visita a Tijuana para supervisar trabajos de reducción de la contaminación marina, el embajador reconoció que aún queda mucho por hacer en esa área para ambos países.

“Ha sido un trabajo como socios, avanzando juntos en la relación bilateral. Estoy contento de decir que hemos progresado mucho en términos de la relación comercial, que ahora es la número uno en el mundo. En seguridad, hemos hecho un buen trabajo contra el fentanilo, el tráfico de armas, el tráfico de personas y el desmantelamiento de algunos cárteles, como el de Sinaloa”, destacó.

Sin embargo, advirtió que aún se enfrentan retos importantes, como el fenómeno migratorio, que se está abordando junto con la administración del presidente Joe Biden, aunque “es necesario atender incluso las causas de raíz”.

El embajador afirmó que mantiene una buena relación con alcaldes, gobernadores y con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, así como con Claudia Sheinbaum Pardo.

“La relación que he mantenido con los gobiernos, gobernadores, alcaldes, con el presidente y la presidenta, ha sido una experiencia muy positiva”, expresó. Posteriormente, comentó que aún no define su futuro una vez que deje el cargo tras la asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero de 2025.

Salazar también subrayó la necesidad de una mayor modernización en la frontera de Tijuana, principalmente del lado estadounidense, para que la Garita Otay 2 esté completamente operativa, mientras que del lado mexicano se prevé que esté lista a finales de 2024, del otro lado de la frontera en 2026.

Por último, mencionó que ambos países han invertido recursos para construir plantas tratadoras de aguas residuales y destacó la importancia de la colaboración ciudadana para terminar con la contaminación de la Cuenca del Río Tijuana. Este problema ha afectado durante cuatro años las playas de Imperial Beach, California. Actualmente, hay una solicitud en el Congreso estadounidense por 300 millones de dólares para infraestructura y saneamiento de aguas residuales, con el objetivo de que el agua del mar ya no represente un riesgo para la salud.