- En lugar de ser visto como una medida meramente recaudatoria, los recursos generados deben etiquetarse claramente para fines ambientales, como la modernización de la red de estaciones de monitoreo de calidad del aire, actualmente obsoletas o en mal estado.
Tijuana.- La calidad del aire en Baja California ha sido motivo de creciente preocupación durante las últimas décadas. Los efectos nocivos de la contaminación atmosférica en la salud pública son devastadores, con consecuencias que van desde enfermedades respiratorias hasta problemas cardiovasculares e incluso la muerte prematura.
Encontrar soluciones viables requiere más que conciencia, exige la colaboración efectiva entre el gobierno, las empresas y la sociedad civil. Esta fórmula se alinea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 17, que impulsa las alianzas para lograr metas comunes, en este caso, un aire más limpio y saludable.
El director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C., José Carmelo Zavala Álvarez, ha sido claro en señalar que una de los mayores causantes de la contaminación en la región es el parque vehicular, con más de dos millones de vehículos en circulación.
Un factor clave que ha obstaculizado las mejoras en la calidad del aire es la falta de un programa de verificación vehicular que abone al cumplimiento de la normatividad de protección al medioambiente.
Baja California cuenta en su historia con un fallido programa de verificación vehicular implementado hace algunos años, el cual no logró su propósito de forma efectiva. Más de la mitad de los automóviles en Baja California no pasaron la verificación, debido a problemas mecánicos o la ausencia de catalizadores, lo que indica un área crítica de oportunidad.
Aquí es donde las alianzas entre el gobierno y el sector privado, en particular los talleres mecánicos, pueden hacer una diferencia significativa. Una solución efectiva señaló Zavala Álvarez, sería desarrollar un directorio de talleres confiables que ofrezcan servicios de afinación y reparaciones mecánicas a precios accesibles, asegurando que los vehículos en circulación sean menos contaminantes.
Esto no solo facilita el cumplimiento de los requisitos de verificación, sino que también mejoraría la confianza pública en el programa, alejándose de su percepción meramente recaudatoria.
Otro aspecto importante en la mejora de la calidad del aire es la instalación de catalizadores en los vehículos. Se estima que en Baja California al menos medio millón de vehículos circulan sin estos dispositivos esenciales, lo que agrava el problema de la emisión de gases contaminantes. Sin embargo, la falta de proveedores locales que puedan suministrar catalizadores en la escala requerida presenta un desafío.
En este contexto, el director del CIGAMX, planteó como fundamental, la alianza estratégica con proveedores internacionales y locales. El gobierno puede facilitar esta transición mediante incentivos fiscales y facilidades aduaneras que permitan la importación de catalizadores en grandes cantidades, asegurando su disponibilidad a precios accesibles.
Al mismo tiempo, un esfuerzo coordinado para la instalación masiva de estos dispositivos podría reducir significativamente las emisiones de gases contaminantes en la región.
Otro frente en el que se debe trabajar es en la transición hacia una movilidad más limpia. Si bien el uso de vehículos eléctricos es una solución a largo plazo, en el corto plazo es crucial promover combustibles más limpios y una mayor fiscalización del parque vehicular. Aquí es donde el programa de verificación vehicular debe reformularse.
En lugar de ser visto como una medida meramente recaudatoria, los recursos generados deben etiquetarse claramente para fines ambientales, como la modernización de la red de estaciones de monitoreo de calidad del aire, actualmente obsoletas o en mal estado.
Tener una red de monitoreo confiable permitirá obtener datos precisos sobre los niveles de contaminación, lo que es clave para implementar políticas públicas más efectivas y dirigidas. Esto no solo beneficiará a Baja California, sino también a las regiones colindantes, ya que las cuencas aéreas son compartidas con Estados Unidos, en zonas como Tijuana-San Diego y Mexicali-Valle Imperial.
El experto en temas ambientales detalló que además de las medidas directas relacionadas con el parque vehicular, es vital que las ciudades de Baja California encuentren soluciones urbanas que contribuyan a mejorar la calidad del aire.
La revegetación de espacios urbanos y el reúso de agua tratada para el riego pueden mitigar los efectos de las islas de calor, mejorar la oxigenación y capturar partículas de polvo suspendido, que son uno de los contaminantes más comunes en la región.
Asimismo, se deben considerar medidas que promuevan un uso de suelo mixto. Esto reduce la necesidad de largos desplazamientos y, en consecuencia, disminuye las emisiones vehiculares. También es importante atender la infraestructura vial, como el bacheo y la semaforización inteligente, para reducir la congestión vehicular, que a menudo incrementa los niveles de contaminación.
José Carmelo Zavala Álvarez, egresado del Programa LEAD por El Colegio de México, destacó la importancia de que los recursos generados por los programas de verificación vehicular se destinen claramente a proyectos que mejoren la calidad del aire, con una visión de largo plazo que incluya la modernización de la infraestructura urbana y una movilidad más limpia.
Este esfuerzo conjunto puede convertir a Baja California en un ejemplo de cooperación binacional para mejorar la calidad del aire, un reto compartido que no puede ser ignorado.
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